“Se
buscan constructores de metáforas”.
Así
debería solicitar un cartel en la entrada de varios ministerios.
Sucede
que mientras siguen apareciendo fajos de moneda extranjera en cantidades industriales,
un cacerolazo innecesario sucedió a los festejos del Bicentenario.
El
reclamo fue sostenido en la metáfora de lo injusto.
Se
puede ver un gobierno que se esfuerza en explicar lo innecesario pero que
significativamente omite explicar lo necesario.
Qué
quiero decir con esto? Que mientras los ministros se esfuerzan en explicar que
se ríen con las caricaturizaciones televisivas a funcionarios porque son más plurales que los
funcionarios anteriores, omiten lo esencial.
El
gobierno olvidó explicar que haber pagado catorce años las tarifas a pecio de
caramelos es anormal aquí y en cualquier rincón del planeta o de la historia.
Es una estafa que cuesta cara en algún momento. Y ese momento es, justamente, ahora.
Olvidó
decirnos que el gas, incluso con el aumento previo al límite que impuso la
justicia, seguía siendo el más barato de la región.
Que
pagar el gas lo que vale, después de catorce años de subsidio, es salir de una
mentira.
Que
el gas subsidiado deja como consecuencia la falta de inversión en
infraestructura, genera su escasez.
Blanquear
la tarifa sin instalar o intentar instalar la nueva metáfora es torpe y deriva
en confusión.
El
cacerolazo se sostuvo en la creencia de que el aumento es porque es este un
gobierno que explota, que recauda para las empresas, etc, etc.
Curiosamente,
mientras los billetes de Milagro Sala,
Lázaro Báez, José López, Florencia Kirchner desfilan por los medios. Nunca
antes vimos tanto dinero robado junto, apilado delante de una cámara.
Y eso no tiene metáfora que lo asocie al
aumento del gas o de otros servicios.
Si
dijéramos que asistimos a una pantalla por la que vemos en tiempo real a un
gobierno sin tradición en el poder nacional, podemos afirmar que lo estamos
viendo equivocarse en el proceso de aprender la nueva escala, la nueva función.
Es verdad.
Pero
eso es muy bueno porque se pueden potenciar las metáforas de la modestia, la
horizontalidad, el esfuerzo, la moderación.
Me
pregunto entonces cuántas montañas más de dinero tendrán que aparecer para que
sea metáfora del gas impago catorce años que ahora toca pagar?
Antes
que la costumbre vuelva inofensiva la multiplicación de fajos.
Justamente,
el caso López permitiría el aplastamiento final de lo viejo por su enorme fuerza simbólica.
Es cuestión de desglosar la narración, explotar todas sus metáforas y añadirle
lo innegociable de ahora en más.
Si
se tratara de un juego de la infancia diríamos “Te pesqué”
Es
decir, “de ahora en más no valen tus viejos argumentos.
Antes
de reclamar por la tarifa del gas deberías rendir cuentas de los dólares que
evidencian lo que no se pagó, lo que salió del carril del bien común, lo que
perjudicó el todo imperdonablemente.
Y
debo decirte que el gas a precio de caramelos es parte de la misma estafa. Que
me toca salir a explicar como parte de la herencia”
Para
eso se necesita la sorpresa de lo nuevo. Por ahora son las escenas del caso
López las que sostienen el alargue del segundo semestre.
Pero
esa sorpresa, hermosa por cierto, no fue por voluntad del gobierno. Fue a su pesar. Y quizá haya sido lo más
trascendente en términos de verosímil desde el 22 de noviembre.
La
moderación extendida a todos los órdenes termina en confusión. No se entiende
el límite, deriva, insisto, en el reclamo de un derecho que no es tal. El de pagar
lo que no corresponde.
El
módico cacerolazo, pero potencialmente germinal, era algo perfectamente
evitable.
Cómo
evitarlo de nuevo debería ser ahora la pregunta.
Mi
respuesta corta sería: dar un paso a lo nuevo. Intentar ser por un instante Neil Armstrong dejando la primera huella de algo.
Hasta ahora la tradición era barrer lo viejo para instalar lo nuevo. Este gobierno contiene lo viejo y si bien eso es una novedad, es una novedad insuficiente. Es gradualismo cultural de diseño.
Mi
respuesta larga sería: está claro que ahora se intenta respetar lo anterior.
Pero lo que confunde es el retardo para la aparición de lo nuevo.
En
qué consiste esa confusión?
En
que hay una sociedad que durante catorce años se acostumbró a ser subsidiada en
muchos consumos elementales.
Pagar
lo que se debe implica un cambio de costumbre. Y eso implica reeducar un hábito
de modo masivo. Dar razones claras para amortiguar la resistencia.
Explicar
tarde o no explicar es confuso y se transforma la reacción en enojo, en
reivindicación de derecho de gratuidad tácita, en cacerolazo, en huella.
Qué
hubiera sido lo adecuado para haberlo evitado, para evitarlo en el futuro? La
instrucción para el cambio de hábito. La narración que dé las razones al
blanqueo de tarifas, la noción del umbral a ser atravesado, el objetivo
buscado, su valor, la novedad a la que se quiere ir.
Que
no aparezca con claridad qué otra propuesta hay fuera de no ofender a quienes
han sido sostén de la mayor banda delictiva a cargo del poder público en la
historia, es parte del problema a resolver.
Se
ve una misma moderación en todo. Y eso confunde. Se termina por salir a explicar cuando ya es
tarde. La instrumentación de la nueva tarifa del gas fue eso.
Son
los constructores de metáforas quienes deberían estar trabajando en aplicaciones
concretas. Explicar tarde es todo lo contrario a la construcción
de verosímil.
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