Hace más de cien mil años, cuando los homínidos empezábamos a erguirnos, la vida de un individuo sucedía en apenas unos veinticinco años de edad promedio.
Los machos eran basicamente preñadores y cazadores que salían a procurar el recurso que alimente a su grupo familiar.
Hacia la mitad de su promedio de vida, nueve o diez años, las hembras empezaban a menstruar. La gestación, el cuidado y la nutrición de las crías era desde entonces su actividad hasta el final de sus vidas.
A los veinte o veinticinco, los homínidos ya éramos abuelos y nos encaminábamos a la muerte.
Hace unos cien mil años, cuando nos recibimos de homo sapiens muy lentamente ingresámos a un estadio cultural de la vida, que fue dejando rastros, desde hace poco mas de treinta o cuarenta mil, sobre la imparable complejización de la vida. A partir del paso del nomadismo al sedentarismo por gracia del descubrimiento de las posibilidades del cultivo, los grupos humanos pasaron de familias y clanes a comunidades mas grandes y formaron las primeras urbes. Desde entonces las maneras de obtener el alimento se diversificaron en muchas actividades y la organización de la vida dio paso a innumerable variantes.
Una de sus consecuencias de la evolución cultural fue que los humanos nunca dejamos de extender nuestro promedio de vida. Y esto alteró nuestros períodos de desarrollo psicológico y emocional. Esa extensión del promedio de vida se debe a que al ser la vida cada vez mas diversa y compleja, la preparación para la misma demanda cada vez mas tiempo. Lo que un ser humano necesita saber para encarar la vida adulta es mucho mas complejo hoy que hace cien mil años. El desarrollo emocional comenzó a demandar mucho mas tiempo que el biologico.
La OMS - Organización Mundial de la Salud.- considera que el período emocional de la adolescencia hoy se extiende casi hasta los 28 años de edad. Hace cien mil años un individuo de esa edad era casi excepcional. Hoy es apenas un joven emocional en lento transcurso madurativo a la adultez.
Las declaraciones brutales de Gustavo Cordera ignoran todo esto.
Que una niña de dieciséis años sienta calor en sus genitales no necesariamente implica que, como podría suceder con una mujer de veinticinco o treinta, pueda tener una noche de pasión casual con un adulto de mas de cincuenta- como Cordera- sin pagar consecuencias emocionales.
Cordera no solo no considera que una hembra homo sapiens de dieciséis años de edad sea apenas una niña, sino que ignora la vida emocional de esa niña. En sus palabras, el adulto no tendría responsabilidad alguna sobre lo que le suceda emocionalmente a una niña de dieciséis.
Cordera considera que es apenas una hembra con su órgano sexual caliente. Y siente como estorbo a sus impulsos primarios- sin duda lo habrá padecido en su conciencia más de una vez - el límite standard que la Ley impone como resguardo emocional a lo que la OMS considera apenas una niña. Por más que biologicamente podría haber parido ya varias veces a esa edad.
Cordera no solo avergüenza la evolución sino que demuestra ser referente de una cultura mucho más primitiva, machista y pre evolutiva de lo que se cree.
Es otro referente del progresismo regresivo, tan de moda en las últimas dos décadas, que tanto ha colaborado a nuestro próspero subdesarrollo sociocultural.
Cordera debería hacer un curso intensivo de psicología evolutiva para ponerse al día con la evolución, pedir perdón y hacer algo por reparar el daño que habrá hecho a decenas de niñas que por estar cerca de un rockero famoso se entregaron a complacer un rato de placer al paso en medio de una gira.
Y finalmente, debería tomarse tiempo y horas de terapia para poder entender los estragos de entrar a la vejez sin haber madurado lo suficiente.
Sinceramente, no entiendo por qué ahora se habla de Cordera: su música expresaba hace mucho tiempo lo mismo que él declaró por estos días.
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